21 Marzo, 2009 por José Luis Solanilla
Nada menos que medio millar de raciones se repartieron ayer, viernes, en la merienda de pan con vino y azúcar que organizó la vinatería El Rincón del Arpa, que regenta, en la ciudad turiasonense, Juan Antonio Calvo Vela. Me cuenta que el éxito fue total, como lo demuestra el número de raciones consumidas. Por cierto, que no se cobraba nada, era una iniciativa con el único objetivo de seguir acercando la cultura del vino a la gente de la calle, nunca mejor dicho. Juan Antonio Calvo es uno de esos aficionados a los vinos aragoneses que periódicamente organiza actos de este tipo, como la muestra anual de Tapavino, con los que consigue despertar el gusto por los vinos de calidad a la vez que favorece la venta de una cantidad de botellas nada desdeñable, lo cual deben agradecer las bodegas en los tiempos que corren.
En Aragón conozco a varios de estos ‘sacerdotes’ de Baco, como yo los llamo, que disfrutan trasmitiendo a los demás su pasión y amor por el mundo del vino, fomentando una cultura en la que predominan la amistad y la concordia entre quienes la practican. Así se puso de manifiesto ayer, una vez más, en la merienda de Tarazona, cuyo ayuntamiento tampoco cobró ninguna tasa a la vinatería por utilizar la vía pública. El vino utilizado para el evento era de la cosecha propia de Juan Antonio Calvo, que también hace sus pinitos en vitivinicultura. Dice que hubo gente de todas las edades y que los más mayores fueron tal vez los que más disfrutaban pues esta merienda despertó en sus memorias lejanos tiempos en los que eran niños más o menos felices. Aunque por imperativo legal se puso en la convocatoria que no se repartirían raciones a menores de 18 años -ya saben, por lo del alcohol del vino- sí hubo muchos adultos que cogieron merienda para dársela a sus hijos, igual que sus padres hicieron con ellos cuando eran pequeños y no por eso se tiraron a la bebida ni se volvieron alcohólicos. Enhorabuena a todos y que cunda el ejemplo.
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