Hay una canción de Fangoria que se llama "criticar por criticar". Y eso es lo que hacen algunos con cualquier proyecto que asome su cabeza por estos lares.
Ese es el caso de la reconversión de la Expo en un moderno parque empresarial. En las últimas semanas, me he encontrado con bastante gente que está "afirmando" que la Expo ha sido un fracaso, ya que en el recinto ahora no hay nada.
Cualquier cabeza "mínimamente amueblada", sabrá que tras finalizar la Expo, no se puede dar un toque con una varita mágica y transformar el recinto en el parque empresarial que todos queremos ver. La transformación es un proceso lento, ya que hay que vacias el recinto de los contenidos y estructuras que sirvieron para celebrar la Expo, y comenzar unas obras para su transformación. Y eso, lleva tiempo. Si tuvieramos una varita mágica, las obras durarían lo que cuesta levantar la varita y formular el deseo.
Lo demás, son ganas de tocar las narices. El caso es que yo creo, que a pesar de los vientos de crisis que corren, el proyecto no va mal. De momento, y espero no arrepentirme de esta frase, se van cumpliendo los plazos según lo previsto. El Acuario ya funciona, el Palacio de Congresos está a punto de comenzar su actividad, y este verano veremos ya parte de la ribera abierta. Y el resto, lleva ya su camino: el Pabellón Puente para Ibercaja, la Torre del Agua para la CAI, el Pabellón de España será la sede el Instituto Nacional contra el Cambio Climático, etc etc etc.
Y la venta de pabellones, para los tiempos de crisis, no van mal, teniendo en cuenta que está vendido en torno al 50%. COn lo cuál, tampoco es para generar alarma.
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